La vitamina D es una vitamina liposoluble, importante tanto para niños como para adultos reguladora de los niveles de calcio y fosforo, que interviene en el proceso inmunológico, algo importante en los tiempos que corren, además de evitar posibles alteraciones en el funcionamiento muscular. Es producida en la piel del ser humano y algunos animales bajo los efectos de los rayos del sol, además de absorberse por este medio también la podemos aportar en nuestro día a día mediante algunos alimentos ricos en ella o mediante suplemento.
Exposición al sol:
Se estima que deben de ser entre 5 y 15 minutos/día el tiempo de exposición solar, en las temporadas de primavera, verano y otoño para que las reservas de esta vitamina se mantenga en niveles adecuados.
Alimentos ricos en vitamina D:
Aceite de hígado de bacalao
Bonito, arenque, atún frescos
Caballa del atlántico fresca
Boquerón, sardina, salmón fresco
Conservas de atún, caballa, sardinas en aceite
Langostino
Hígado de pollo
Hígado de ternera
Leche no enriquecida
Mantequilla no enriquecida
Yogur no enriquecido
Queso manchego viejo
Queso de bola
Champiñones expuestos 30 minutos al sol.
Somos muchas personas las que no tomamos la cantidad adecuada de vitamina D a través de la alimentación y por ello precisamos de esos codiciados rayos de sol, para alcanzar los niveles adecuados. Teniendo en cuenta que el pasado año se nos llegó a privar de este privilegio o necesidad según se mire, muchos de nosotros necesitamos ya a día de hoy algún tipo de suplemento vitamínico, siempre acompañado con una dieta equilibrada lo más variada posible y el resto de hábitos saludables como una adecuada hidratación. Pero todo esto lo tendrá que determinar un médico con una analítica previa que pruebe si existe necesidad de ello.